Mi propio caos.

Hace mucho que no escribo, demasiado caos que contar. Todo esto me ha enseñado como caer, pero nunca a levantar, cada vez que parece que todo va mejor me caigo con más ganas todavía. Es la sensación de la cabeza llena, de momentos, palabras... pero el estómago siempre vacío. Me ha enseñado a dejar de escribir mi propio caos y empezar a buscar la felicidad debajo del agua, tumbada en la toalla, intentando no escuchar todo lo que hay a mi alrededor, pero cada vez se oye más alto. En realidad de todo lo que me ha enseñado este tiempo no he aprendido nada. Pero yo no voy a escribir mi ruina, porque ya hace un tiempo que esta ruina solo se la sabe mi almohada. Porque al fin y al cabo, es ella la que siempre se traga las lágrimas por las noches. 

Cuando te sorprendes queriéndole un poco más.

Cuando es locura, cuando no tiene sentido. Cuando te tiras en la cama sin ganas de nada y te sorprendes a ti misma imaginándote que está a tu lado. Cuando estás con tus amigos y no dejas de imaginar cómo serían las cosas si él estuviera ahí mismo. Cuando no tiene fundamentos. Cuando no puedes pensar en una sola cosa que no darías por poder abrazarle cada vez que te entren las ganas. Cuando sonríe y solo quieres comerte esa sonrisa. Cuando se convierte en necesario. Cuando te imaginas tu vida dentro de 30 años y solo piensas en vosotros dos en vuestra cama. Cuando te ilusionas, cuando sueñas, cuando cada canción se vuelve un aspirante a su respiración. Cuando después de caerte mil veces te caerías mil y una por él. Cuando saltas y no te importa donde caer. Cuando pasa el tiempo y te das cuenta de que no puedes quererle más, pero a los dos minutos te sorprendes queriéndole aún más, cuando aunque todo vaya mal, no puede ir tan mal con él, cuando te das cuenta de que si un minuto, solo un minuto, él dejara de sentir lo mismo, esas mil y una veces que te has caído se multiplicarían por siete. Cuando oyes un mensaje en tu móvil y corres para ver si es él, cuando con un “te quiero” te consigue, y te das cuenta de que estás enamorada, y de que nunca has estado tan jodidamente enamorada en toda tu asquerosa vida. 

Tal vez me sentía demasiado sola.

Pero entonces no era consciente. Llevaba días perdiéndome conmigo misma. Tenía una batalla montada conmigo misma tan grande, que no me dio tiempo a darme cuenta de que ni si quiera yo estaba de mi parte. Y supongo que cuando tú entraste por esa puerta solo pude ver otra pérdida más. Tardé tanto en darme cuenta de que estabas de mi parte, que cuando lo hice ya te había dado tiempo a volver a salir. 

Afortunada por tenerte.

- ¿Qué pasa?

- Me estaba preguntando una cosa, ¿por qué nunca me has dicho que me quieres?

- ¿Sinceramente? Siempre que lo hago, salen corriendo.

- Pero yo no saldré corriendo

- Eso dicen todos antes de oírlo.

- Pero yo lo digo de verdad. Yo no podría huir de la persona que me ha enseñado a querer.

En ese momento ella se quedó callada, simplemente le miraba. Inevitablemente rompió a llorar, unas lágrimas que envolvían sus ojos repletos de alegría. Y ahí, bajo la lluvia, se escondieron bajo un abrazo, sintiéndose las personas más afortunadas del puto planeta. 

I want it all, if it's with you.

I want it all. The late conversations at night, the couple pictures, the Saturdays stuck at home watching movies, the cute texts wishing good night and good morning, the days just laying on your couch, making you smile, making you feel like you’re the only one. I want the hugs and kisses when I have a bad day, I want the ‘forevers’ written in our hands, right next to the day we started dating. I want the family jokes about our love, the summer evenings in the pool. I want to call you baby, I want to remind myself every morning how lucky I am just for having you, I want to tell you I’m always gonna be yours. I want the nights without sleeping talking to each other. I want to give you surprises, take you the places you less expect. I want the long letters filled with feelings, the jokes from our friends, the long walks holding your hand, the nights laying down in a blanket looking at the stars, the stupid fights without any reason, that then end with the most flawless and peaceful kiss. I want it everything, with you. 

Tomorrow holds such better days.

En realidad, cada persona tiene una gran historia que contar. Una noche en una playa, un avión que le robó a la persona que más quería, una copa de más, o tal vez de menos. Cada momento que vivimos nos prepara para el siguiente. Cada sonrisa esconde discusiones hasta las tres de la mañana, abandonos inesperados, días de soledad, y palabras que nunca fuimos capaces de decir. Detrás de cada “estoy bien” hay miles de cosas que nos gustaría ser capaces de decir. Cada calada se lleva un recuerdo, y cada trago una pena. 

¿Para que ser negativos?

Hoy será un gran día. Puede que me toque un crucero. Puede que mi novio tire piedras a mi ventana para que salga y me haga la declaración más bonita de todas las películas de Nicholas Sparks. Puede que vaya a la compra y me encuentre a mi antigua mejor amiga, que la invite a comer y que volvamos a ser mejores amigas, que no nos separemos nunca más. Puede que convenza a mi madre de una vez a ir de vacaciones por toda Italia. Puede que consiga esa plaza para estudiar en el instituto de mis sueños al año que viene. O también puede que me acueste exactamente igual que me he levantado, pero, ¿para qué sirve ser negativos?

Juntos en la distancia.

- Me he vuelto a despertar sin ti

- Yo anoche eché en falta tus abrazos

- Me encanta llamarte y soltarte cualquier gilipollez de enamorados.

- A mi me encanta que me despierten tus llamadas

- Anda, ¿te vienes? Iba a preparar café

- Sabes que no puedo cielo. Aunque ahora mismo sea lo único que quiera hacer

- Bueno, pues mañana será.

- Si, si eso mañana

Y más o menos así eran sus conversaciones de cada mañana, aunque estuvieran en dos continentes diferentes y él supiera perfectamente que ella no volvería en siete meses.

Al menos nos estamos equivocando juntos.

- Tengo miedo

- ¿Miedo de qué?

- Miedo de qué esto no sea una realidad. De que mañana te des cuenta de que esa rubia del cuarto es más guapa alta y delgada que yo, y llames a su puerta de la misma manera que llamaste a la mía, con esa sonrisa que me trajo hasta aquí. Miedo de ser simplemente la siguiente, otra más. Tengo miedo de que tus sentimientos se acaben, de que decidas seguir creciendo sin mí.

- Sabes que esa rubia del cuarto nunca tendrá tu risa, y nunca podrá hacerme tan feliz como lo haces tú, desde las 8 de la mañana.

- ¿Y si nos estamos equivocando?

- Al menos nos estamos equivocando juntos. 

Nunca seré lo que buscas.

No soy lo que buscas. Lloro con facilidad, y nunca explico por qué. La mayoría de las veces ni si quiera lo sé yo la verdad. En otros momentos puedo echarme a reír por cualquier tontería. Siempre necesito escuchar cosas bonitas. Me dejo llevar por la música, y puedo pasar horas en mi habitación bailando cualquier cosa que me pongas. Soy muy vergonzosa, pero si te cojo confianza hablare sin parar, hasta el punto de que te cansarás de mí, como todas las personas que han pasado por mi vida. Lo que me sobra por un lado, me falta por otro. No soy una rubia de ojos azules, y nunca podrás presumir de estar conmigo, es más, nunca te culparé si te avergüenzas. Me dan miedo las calorías. Nunca como nada sin apuntar en un papel cuantas calorías estoy comiendo, para luego compensarlas. Tomo café a las once de la noche. No me gustan las cenas románticas  en restaurantes. Prefiero cenar en el sofá viendo la tele. Nunca me pondré un vestido ni unos tacones. Vayamos a donde vayamos siempre iré con mis vaqueros o mis leggins y mis zapatillas. Solo bailo en mi habitación, odio las discotecas y las fiestas. Me enfado con demasiada facilidad, de eso no tardarás en darte cuenta. Pero lucharé lo que haga falta. Nunca seré lo que andabas buscando, eso está claro, pero por alguna razón, me has encontrado.